EL PRESIDENTE REGRESÓ A HAMPDEN PARK, LUGAR DE SUEÑOS, LUGAR PARA SEGUIR SOÑANDO (VER VIDEO)
Han pasado casi dos años y medio y José María del Nido vuelve al lugar de los hechos. Al presidente, como a todos los sevillistas, se le dibujó una sonrisa en la cara cuando el bombo Champions de Mónaco devolvió al Sevilla a una de sus ciudades fetiches. Glasgow siempre será algo más que un lugar de Escocia en el imaginario colectivo nervionense, más concretamente Hampden Park, mito entre los estadios de Europa, sede de hasta cuatro finales de la máxima competición continental, escenario del primer partido entre selecciones, punto del planeta donde las manoplas de Palop encumbraron al Sevilla por segundo año consecutivo allende las fronteras nacionales. Y Del Nido, obviamente, aprovechó la visita al Rangers para recordar viejos tiempos en un sitio tan especial.
Un reportaje del Diario AS fue la excusa principal para regresar a Hampden. En el estadio nacional escocés los ladrillos traslucen fútbol, en el ambiente se respira monumentalidad. Hapmden es uno de esos templos del cuero que marcan y, obviamente, cautivan. En la entrada principal el presidente, maravillado con su regreso a un lugar tan significativo, se acredita como tal y a los pocos minutos llega David W. Kells, director ejecutivo de Hampden, para realizar el mismo una visita guiada por el campo.
El primer punto del recorrido lleva al césped, el mismo tapete en el que Adriano y Kanouté marcaron tantos para la historia, en el que el malogrado Antonio Puerta transformó un penalti decisivo con maestría... "No llegué a bajar al césped", rememora el máximo mandatario nervionense en tono anecdótico. "En Eindhoven sí, pero aquí no", añade. Después de pisar hierba, sube al palco. "Aquí estuve sentado yo", asegura con emoción. Y de ahí a los vestuarios, donde Del Nido no cesa de contar anécdotas de la previa del choque y también de la celebración. Ha pasado mucho tiempo, pero según afirma, todo sigue igual, como si no hubiera pasado el tiempo desde aquel 16 de mayo, lleno de lluvia y lágrimas sevillistas de victoria.
Tras los vestuarios, turno para el museo. El presidente queda maravillado con las camisetas de Pelé y Di Stefano... Extrañado, ve que no se exhibe la camiseta del Sevilla de la final de 2007. "No la hemos podido conseguir", asegura Kells; problema de fácil solución: Del Nido se compromete a mandar una camiseta y varias fotos grandes de aquella final para que puedan ser expuestas y los visitantes sepan que Nervión reinó alguna vez en ese lugar lleno de historia.
Durante la visita al gran museo de Hampden, el presidente se detiene y mira fijamente la Champions League obtenida por el Celtic en 1966, primer equipo británico en lograr tal gesta. Del Nido la mira, la rodea, la quiere para sí y con ansiada convicción, no falta de humor, asegura que quizás esa copa con orejas en poco tiempo se pueda ver en el museo del Sánchez Pizjuán. Sonríe al decirlo, sabe que es complicado, prácticamente imposible. Los presupuestos y las súper estrellas de los rivales dictan que la realidad es otra, más amarga... Pero él, como todos los sevillistas, sueña, en un lugar propicio para ello, porque soñar es gratis y en Hampden los sevillistas sueñan con sustento de glorias pasadas... Abandona Hampden con la Champions en la cabeza y se pone a hablar del encuentro de aquella noche. El Sevilla gana 1-4 y el camino hacia Madrid está un poquito más cerca. Quién sabe, en Hampden, en Glasgow, en Escocia, el Sevilla ya sabe lo que es aliarse con la épica y desatar la pasión de sus cientos de miles de aficionados. Y en Madrid también...
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