RC Deportivo 0-3 Sevilla FC 
Hace menos de dos años, cuando el Sevilla escribía por Europa sus páginas más selectas, los nervionenses visitaban White Hart Lane con un 2-1 en la buchaca. El comienzo de aquel encuentro fue verdaderamente portentoso y el equipo hispalense puso de cara la eliminatoria poniéndose 0-2 en sólo diez minutos. Recordó y mucho el Sevilla esta noche a esa antigua versión, porque ni un minuto necesitaron los chicos de Manolo Jiménez para adelantarse gracias a una gran volea de Navas a pase de Diego Capel. Fue el principio de una primera parte colosal en la que los andaluces sentenciaron por la vía rápida una eliminatoria que sólo tuvo emoción hasta que Megía Dávila dio el pitido inicial del choque de vuelta.
El Sevilla no dio lugar a equívocos, se plantó en Riazor como los equipos grandes, con autoridad, sin contemplaciones ni miramientos. No había margen de error y en esa línea salieron los hispalenses. Es cierto que el 0-1 llegó incluso de forma inesperada, pero tal y como salió el conjunto nervionense era obvio que el encuentro se iba a poner de cara en poco tiempo. El 0-1, en cualquier caso, dejó tocado al Deportivo y el Sevilla se aprovechó de ello amordazando a los gallegos y dándoles las puntilla cuando Luis Fabiano, muy avispado durante todo el choque, le robaba la cartera a Pizcu, regateba a Fabricio y hacía el 0-2.
Con el 0-2 el Deportivo se fue arriba con vergüenza torera, pero resultaba evidente que no era el día de los locales, porque cuando no era Palop, el bueno de Escudé salvaba bajo palos el remate de un incisivo Valerón. Justo cuando más lo buscaba el equipo de Lotina, Luis Fabiano volvió a aprovecharse de la indecisión de los centrales, se quedó solo y batió con maestría y suavidad a un Fabricio que ya empezaba a contar los minutos para que acabara su particular pesadilla.
La segunda parte fue un mero trámite, que aportó bien poco. El pescado, y de buena calidad, ya se había vendido en la primera parte por un Sevilla que en 45 minutos abrasó con fútbol ambicioso y desgarrador a un conjunto que se presuponía herido en su orgullo después de lo que ocurrió el sábado. Sólo hubo una acción negativa que acabó en curiosa anécdota. A diez del final Colotto, en posición antirreglamentaria, se queda solo ante Andrés Palop y el valenciano le derriba. Penalti y expulsión, teniendo los tres cambios hechos Manolo Jiménez. Ernesto Javier Chevantón, que había salido instantes previos a todo aquello, decide ponerse los guantes. El uruguayo no atajó la pena máxima pero tampoco tuvo que recoger el balón del fondo de las mallas, porque Álvarez ajustó demasiado su disparo que acabó dando en el palo izquierdo y se fue fuera. Luego Chevantón, bien colocado, consiguió blocar con valentía un remate de Filipe... Lo peor de todo es que Palop se perderá el encuentro ante el Numancia.
Esta semana ha servido para zanjar muchos debates en torno al proyecto deportivo de la Entidad. El Sevilla ha refrendado en su triple enfrentamiento contra el Dépor que además de ganar sabe jugar bien al fútbol, aunque es obvio que en ocasiones no se dan las circunstancias para ello, porque el que está en frente también juega y en caso contrario el fútbol sería un juego matemático y no un bonito espectáculo donde todo puede pasar. Lo mejor de los grandes tropiezos, como el de Génova, es saber levantarse y aprender de los errores para no tropezar de nuevo en la misma piedra. El Sevilla, por el momento, ya está en cuartos y sueña con conquistar en Valencia su quinto torneo del KO.
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