Buen partido del Sevilla, que en un partido muy serio goleó al Partizan, sin ni siquiera forzar la máquina. El Partizan no tuvo opciones. Luis Fabiano, en dos ocasiones, y Renato, que hizo un gran partido, hicieron los goles
Andalucía, con el Sevilla FC en la UEFA
Era un partido en el que sólo cabía la victoria y se ganó bien, sin dudas, de forma holgada, con desahogo. El Sevilla goleó sin esmerarse en exceso a un Parizan que resultó menos fiero de lo esperado. El partido se puso de cara cuando Luis Fabiano transformó un penalti provocado sobre Navas a la media hora de juego. Hasta entonces el partido era un monólogo local en busca del gol. Los serbios resistieron mientras duró el empate. Cuando se vieron con desventaja en el marcador bajaron los brazos y fueron barridos en un segundo periodo que fue sevillista cien por cien. Renato, al comienzo, y Luis Fabiano completaron el definitivo 3-0 con sendos disparos desde fuera del área.
La fría noche y la intermitente lluvia invitaban provocaron que las gradas del Ramón Sánchez Pizjuán no registraran notable afluencia de público, sobre todo, porque en teoría venía un equipo que ya no tenía posibilidades para pasar a la siguiente ronda. Ahí estaba la trampa, poco ambiente de fútbol, exceso de confianza... Todo lo que no fuera ganar supondría un serio revés. El equipo, pues, saltó al césped con cierta presión que sin embargo supo manejar. Porque el Sevilla no se puso nervioso cuando comenzó a resistirse el primero. Al ritmo de Maresca, probó indistintamente por el costado diestro y siniestro, por el centro, por arriba... Siempre con calma, sin perder el temple necesario para encarrilar estos partidos a priori sencillos que con un paso en falso se te pueden volver en contra.
El Partizan no daba ningún tipo de guerra, por otra parte. Y si tenía alguna esperanza de sacar algo positivo de Nervión, perdió toda ilusión cuando Navas fue derribado claramente dentro del área y Luis Fabiano ajustició con su habitual maestría al portero contrario. Ahí murió el choque para el visitante, que tras el descanso entregó definitivamente la cuchara cuando nada más salir del vestuario Renato conectó un certero disparo a media distancia que logró un sentencioso 2-0. De ahí en adelante el Sevilla se gustó, acarició el cuero, hilvanó jugadas de notable nivel estético y generó múltiples ocasiones, acabando finalmente un trallazo de Luis Fabiano, cazando un balón muerto en la frontal, acabó alojado en el fondo de las mallas.
Después de dos jornadas sin goles, el Sánchez Pizjuán volvió a respirar tranquilo. El Sevilla ganó con rotundidad a un rival que nunca lo fue, quedando en evidencia el nivel superior de los locales ante el Partizan. Victoria fundamental, porque da aire a un equipo que venía tocado y que ahora afronta con fuerzas renovadas la siempre complicada visita al Santiago Bernabéu. Jugar en Concha Espina, con un 3-0 a las espaldas sin haber forzado la máquina, es siempre más fácil. La clasificación para dieciseisavos ya está más cerca.
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